La tafonomía es la rama de la paleontología que se dedica al estudio de los fósiles y de los procesos implicados en su formación. Esta transformación de organismos vivos a fósiles es lo que se conoce como fosilización y depende de que se den determinadas circunstancias para su éxito; por lo que no siempre los animales o plantas dejan registros fósiles. Dada la complejidad del fenómeno pueden surgir dudas sobre cómo se forma un fósil exactamente o sobre si existen diferentes tipos de fosilización y cuáles son sus características. Si te interesa saber más, continua con la lectura de este interesante artículo de Ecología Verde sobre los distintos tipos de fosilización y sus características donde podrás saber cómo se conservan los fósiles, además de conocer algunos ejemplos de tipos de fósiles según su proceso de fosilización.
Los fósiles son restos vegetales o animales muertos desde hace mucho tiempo, que no han llegado a la putrefacción y que, con el paso de los años, se han convertido en un componente más de la corteza terrestre. Su estudio, a través de la datación geológica de rocas y de los fenómenos a nivel planetario, permite ordenar los fósiles en el tiempo geológico, que es el tiempo transcurrido desde que se formó la Tierra hasta día de hoy. El proceso de formación de fósiles, llamado fosilización, es considerado un ciclo natural complejo que depende de: la falta de oxígeno, el entierro rápido de los organismos (generalmente en sedimento hídrico) y la paralización del proceso de descomposición. Evidentemente, hay procesos de fosilización en los que los cambios en composición y estructura de los organismos son mínimos o escasos, por lo que hablamos de fósiles inalterados (inclusión, momificación, congelación); sin embargo, también están los fósiles alterados (permineralización, carbonización, reemplazamiento) en los que hay una drástica transformación estructural o química. Tal como se indica, los fósiles pueden formarse de diversas maneras. A continuación, se explica brevemente cómo se clasifican los fósiles según su formación.
Estos son los 3 tipos de fosilización según el proceso geológico:
Es el proceso de fosilización por el que las partes duras de un organismo, constituidas por material poroso y oquedades, quedan cubiertas de agua de escorrentía cargada de iones disueltos (sílice, carbonato de calcio, fosfatos, sulfatos, óxido de hierro) que ocupa su interior, pudiendo provocar la desaparición de la estructura interna y la formación de cristales que conservan la estructura superficial del organismo. Este tipo de mineralización, similar al proceso de cimentación, es muy habitual en fósiles de dinosaurios. Si estas criaturas te resultan curiosas, aquí puedes aprender sobre los Dinosaurios herbívoros: nombres, tipos, características e imágenes y aquí sobre los Dinosaurios carnívoros: nombres, tipos, características e imágenes.
La impresión o fosilización por compresión, muy habitual en plantas, se produce cuando los restos de los organismos están sometidos a elevadas temperaturas o a las altas presiones que ejercen las rocas y otros materiales edáficos y del subsuelo.
Este proceso de fosilización tiene lugar cuando los organismos quedan atrapados en materiales o ambientes conservativos. Según las condiciones, pueden distinguirse 3 tipos de inclusión o incrustación:
Estos son los 5 tipos de fosilización según el proceso físico:
La desarticulación, que implica la separación de los componentes de restos de organismos, puede tener lugar durante los procesos de bioturbación, compactación del sedimento o por la fosildiagénesis.
La fragmentación es un proceso destructivo fácil de identificar en los fósiles, pues consiste en la ruptura de los mismos, provocada bien por impactos físicos, bien por la acción de los seres vivos.
Este proceso es muy común en los fósiles marinos y consiste en la eliminación o descomposición de materiales de un sustrato duro por la acción de organismos. En estos ecosistemas, la bioerosión es provocada principalmente por moluscos, esponjas, crustáceos y peces, entre otros.
Consiste en la erosión o el desgaste de los restos orgánicos que acaban siendo fósiles mediante la fricción con corrientes de agua y también con corrientes de aire.
La corrosión es desencadenada por factores que favorecen la degradación química y altera la superficie de los registros fósiles.
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